sábado, 15 de septiembre de 2012

I ENCUENTRO DE POETAS Y ARTÍSTAS CANTUTEÑOS

Se avecina un gran día , el I ENCUENTRO DE POETAS Y ARTÍSTAS CANTUTEÑOS, desde hace tiempo la UNE viene esperando esta reunión. Estan invitados a esta gran gala, donde el arte , la literatura, la música serán infaltables.

Saludos de antemano a los organizarodes este primer encuentro al poeta Eduardo Vilchez y al Dr. Ricaerde Borha Mendoza.


 más información :

http://www.facebook.com/events/522841967730240/?notif_t=plan_user_invited


domingo, 6 de mayo de 2012

Encuentro con Blanca Varela[1]



 
Por Yolanda Pantín

Hablar de poesía

Durante la semana que duró la invitación que la trajo a Caracas para dictar el veredicto del Premio Internacional de Poesía Juan Antonio Pérez Bonalde en Agosto de 1996, escuché hablar a Blanca Varela. Fueron pocas las veces que me permitió acotar algo al río de su conversación. No me importó, yo quería escucharla. Me fascinaba descubrir en sus relatos y, sobre todo, en las anécdotas domésticas, triviales, banales, llenas de mínimos detalles: el tipo de ropa que le gusta, dónde la compra, cuántas veces a la semana se arregla el cabello, el carácter de sus hijos, tan diferentes, en la mención a sus nueras, sus nietas, sus empleadas, a Szyszlo, a su madre, a sus hermanas, los signos terribles de su poesía, la implacabilidad de su mirada. Tenía la intención de hacerle una entrevista literaria pero oyéndola hablar tuve casi la certeza de que cualquier cosa que me dijera, sin que mediara un mínimo de intimidad entre nosotras, iban a ser lecciones aprendidas a lo largo de la vida, lugares comunes de un discurso mayor del que descree. “Las mujeres —le escuché decir— hemos abordado temas más modestos, menos importantes”.
“Soy una persona terriblemente previsible, siempre he sido así”, me decía mientras revisaba cada una de las gavetas de la cómoda del hotel. Parecía tener miedo de dejar algo; revisó sus maletas y sus papeles varias veces.
Lo único que en el trayecto llamó su atención de una ciudad que no conocía, un momento de asombro, fue el verde de las colinas que se derraman desde Caracas hacia el aeropuerto Simón Bolívar en Maiquetía. “Qué bonito” me dijo. Traté de recordar en sus libros momentos de celebración. No pude entonces. El cielo, testigo de su feroz interpelación a un dios muy cruel, parece cubrir con calma indiferencia aquel “oscuro laberinto profundo” que puede ser la vida. Un cielo semejante al de algunos de los poemas de su coterráneo y contemporáneo Jorge Eduardo Eielson que leía entonces con mucho interés y admiración. Pero viéndola contemplar el hermoso paisaje no dejé de pensar en otro de sus versos: “el suplicio comienza con la luz”.
En Maiquetía buscamos un lugar tranquilo para seguir conversando. Blanca huía del ruido, de la gente. Encontramos refugio en uno de esos restaurantes que son iguales en todos los aeropuertos del mundo. El hecho de que no hubiese café la confundió. Mientras tomaba el refresco que pidió a cambio, sacaba la cuenta de las horas que podía dormir y descansar antes de salir al día siguiente para Chile atendiendo otra invitación. Estaba cansada, la noche anterior había dormido poco. Odiaba verse así, pálida, ojerosa. Cuando nos despedimos, al fin, frente a la aduana, lo último que me dijo con aquella elegancia que nace del hartazgo, del enorme fastidio que parece producirle la humanidad, sin muchos aspavientos, sin demasiada efusión, fue: “Adiós Yolanda, sé feliz”.
Entonces, al llegar a mi casa, para que no se perdiera lo vivido y las palabras no se las llevara el viento, escribí este retrato que en su momento ella me autorizó publicar:

Retrato de memoria

Yo vivo en una casa muy grande, de tres pisos, frente al océano. A veces, tarde en la noche, mi hijo Vicente que vive justo debajo de mí, me llama por teléfono y me pregunta: ¿Qué haces, Varela? Me llama así, Varela. Yo le digo: nada, estoy viendo televisión. Entonces él me invita a tomar un whisky para ver la luna desde su terraza, una vista preciosa.
Desde la ventana de mi oficina miro a un terreno baldío. El otro día estaba una criatura como de once años rodeada por un grupo de niños que aspiraban pegamento. Escribí un poema llamado “Ternera acosada por tábanos”. Un buen título, ¿no? Es terrible.
Yo he tenido una vida espléndida, no me puedo quejar. He viajado por el mundo entero, he vivido en París, en Nueva York, en Washington, pero quise regresar al Perú. Elegí vivir en la pobreza.
No sé, he leído mucha poesía…soy una buena lectora de poesía. A veces veo que hay poetas que son demasiado “poetas”, ¿me entiendes? Muy pendientes de lo estético… eso me distancia un poquito. Yo no hago concesiones. Mis poemas nacen de otra cosa.
Veo que en la poesía venezolana hay muchas referencias a los asuntos familiares: los padres, los tíos, los hermanos, la casa solariega. Yo también tengo mi retrato de familia, pero ya sabes cómo es.
Cuando mi hijo Lorenzo tenía catorce años, pasaba al lado mío y no me veía, como si yo no existiera, como si fuese transparente. No sabes cómo me dolía. Entonces escribí “Casa de cuervos”.
Yo miento mucho. Pero miento en las cosas pequeñas, es curioso, en las cosas que no tienen importancia, digo mentiras tontas; te dije que el lunes es el cumpleaños de mi madre, pero no es así, es el cumpleaños de una de mis nietas. No se por qué te dije eso. Quien no miente es la poesía, ¿cierto?
Me llevo estupendamente bien con mi madre. Es una mujer fantástica. Tiene noventa y un años y todavía usa tacones. Además, huele a rosas. Se ha casado tres veces, una mujer muy fuerte, llena de vitalidad. Es una especie de gloria patria, la gente la adora, sus cumpleaños son fiestas nacionales, escribe poemas populares, canciones. Mi madre me admira mucho, está muy pendiente de mí. Yo la mimo. Cuando voy de viaje le llevo cosas preciosas. La última vez que fui a Nueva York, le compré un traje de paillete, no pude evitarlo, un traje negro, una maravilla.
Mi padre era un hombre muy fino, el primer marido de mi madre. De una vieja familia de la oligarquía venida a menos, gente que no trabajó nunca en la vida, que se fueron comiendo la herencia hasta quedar prácticamente sin nada. Era de verdad un hombre muy refinado. Cuando yo salía era él quien me hacía las uñas. A los quince años comencé a fumar. Mi padre un día me abrió la cartera y vio la caja de cerillas. ¿Sabes qué hizo? La sacó y sin decir palabra, metió dentro del bolso un encendedor de oro, muy bello. Así era mi padre.
Un sicoanalista amigo mío, un hombre brillante, Max Hernández, me dijo que yo era más padre que madre. Qué curioso, ¿no?
Yo he sido una mujer muy seductora. A veces me miraba en el espejo y me encantaba, ese brillo de la mirada. Hasta que no me gusté más. Cuando era joven e iba a las fiestas, me fijaba en el hombre más guapo de la reunión, y ¿puedes creerlo? enseguida estaba al lado mío y me invitaba a bailar. Pero siempre resultaban tan aburridos…
No me gustan las mujeres pero tampoco me gustan los hombres. A ver ¿qué clase de hombres me gustan a mí? Odio a los hombres con las uñas arregladas, me horroriza la idea de que una mano así me toque. Es extraño, pero cuando era joven y vivía en París, me gustó un hombre pequeño, feo, con una pelusa en la cabeza y gotas de sudor sobre el labio. Yo no podía creerlo, qué me está pasando, pero me gustaba, tenía algo.
Me gusta mucho la pintura de Bacon, esas figuras borradas. Hace poco fui a ver una exposición de él en Nueva York y me tuve que salir de la sala. No lo pude resistir.
Yo no digo lisuras, pero ahora me gustaría decir: Carajo. ¿Ustedes dicen carajo? Quiero irme al quinto coño. No quiero despedirme de nadie, odio las despedidas.
Mi nieta Manuela me imita, qué graciosa. ¿Cómo hace tu abuela? le preguntan. Y ella tuerce un poquito la boca, ese rictus que yo tengo. ¿Te fijaste? Lo hace perfecto.
Cuando niña, la boca de los adultos me daba asco. Me besaban y yo inmediatamente me secaba la mejilla.
A las mujeres les gusta que les regalen perfumes, ¿no? Yo uso un perfume muy raro de Guerlain, un perfume difícil de conseguir.
No hemos hablado casi de poesía. Hace poco en Lima, invité a mi casa a un grupo de poetas. Una de ellas las previno: Blanca Varela es una señoritinga, nos va a ofrecer whisky, ya verán. Bueno, les ofrecí whisky, vino, vodka, lo que ellas quisieron. ¿Sabes de qué hablamos toda la tarde? Pues de hombres, de cosas de mujeres.
¿Te gustaron las cosas que leí de Ejercicios materiales? Yo creo que no voy a escribir más así, creo que toqué un límite, me da miedo caer en una retórica del horror, por decir algo. Son poemas tremendos, cuando digo que Dios es una mosca que mato contra la pared. Qué bruta ¿no? Ese poema lo escribí en cama, con un resfriado terrible. Agarré un papel y lo escribí. Al día siguiente lo pasé a máquina, un poco para saber qué era lo que había hecho. Y me gustó, le corregí muy pocas cosas.
Lo que escribí después de ese libro es diferente, se llama El libro de barro. Sentí la necesidad de hacer un recuento de mi vida. El libro vino solo, como suele suceder, sin que yo lo buscara. Estaba en una casa de playa con unas amigas que me invitaron a pasar con ellas unos días. Cuando llegamos me dieron un cuarto para mí sola: Blanca quiere estar sola. Se los agradecí muchísimo. Yo me iba en las tardes a mirar el océano. Entonces, un día, hundí las manos en la arena y sentí que estaba tocando algo muy antiguo. En ese libro hago por primera vez mención a mi padre cuando digo: “mi padre sonríe”. Y es que en mi poesía hay mucha ternura.

El poso

Leo este retrato muchos años después aunque conservo intacta la emoción que me animó hacerlo. Del trato con Blanca Varela surgió el permiso para publicar en la editorial Pequeña Venecia de Caracas, el poemario Ejercicios Materiales que había salido antes en Lima. Luego recibí por correo un ejemplar de El libro de barro. Y ocurrió el accidente donde murió su hijo Lorenzo. La otra vez que nos vimos fue en Lima en 1999, el mismo año que publicó Concierto animal. Estuve un rato en su casa frente al océano hasta que un grupo de poetisas nos fuimos junto con ella a la casa de Giovanna Pollarollo para seguir hablando de las cosas de la vida, como hacemos las mujeres cuando nos reunimos.
Tengo una deuda personal con Blanca Varela, una deuda de la que ella en su lucidez me previno al decirme que tenía la certeza de que al pagarla la iba a matar simbólicamente dentro de mí. Le debo en intención, al menos, como tantas amigas, desconfiar de las palabras, no prodigarlas, no dejarse encantar ni encandilar por bellos edificios verbales. Ser compasiva y cruel, al mismo tiempo, cuando nos ha tocado a nosotras mismas romper nuestra imagen frente al espejo y con ello los mitos que sostienen nuestra condición de madres, de amantes y de hijas para rehacer nuestras rotas identidades. Así, la mayor deuda que podemos tener con esta poeta es su riguroso ascetismo, su trato ético con las palabras, y la libertad de atreverse a ver “más allá de las cosas, de los objetos, de los gestos”; saber regresar de los frecuentes viajes al fondo de sí misma (“aquella región muy delgada, muy peligrosa a veces” —como le dijo a Edgar O’Hara[2]), “con pequeños objetos, con restos extraños, con fragmentos de cosas misteriosamente irreconocibles…”.
Blanca fue muy generosa al permitirme en esos diálogos en Caracas volver la vista para reconocer al padre. Esa extraordinaria posibilidad que deviene en otra forma de escritura cuando se abren otras puertas, pude verla en los poemas de El libro de barro que leí entonces como una invitación al desprendimiento. Recuerdo cómo me llamó la atención la frase “mi padre sonríe” y el hecho —según su relato— de que ese poemario hubiese surgido cuando hundió la mano en la arena y tocó algo misterioso y extraño. Ese “frágil huesecillo de la estirpe” que la poeta encontró al azar un día que fue a la playa con sus amigas, es también lo menor, lo deleznable, lo que nadie se detendría jamás a considerar, pero donde ella pensó la posibilidad de una respuesta a su angustioso requerimiento. Es verdad que Concierto animal cierra esa puerta, pero también es cierto que en ese libro la poeta encontró el “hueso” de la escritura.
Así, volviendo a la deuda que muchos tenemos con Blanca Varela, quisiera agregar algo. Yo creo que parte del trabajo de un poeta consiste en olvidar todo lo que ha leído, todo lo que ha amado intensamente, para que quede la escritura como un poso donde las voces se confunden y no le pertenecen a nadie. Si eso no se hiciera, deslastrarse de los recuerdos y de los poemas que nos han marcado con la misma intensidad que una relación amorosa, sería imposible igual vivir que escribir (si se entiende como escritura eso que llaman —equívocamente— tener “voz propia”).

[1] Publicado en Silva Santisteban, Rocío y Mariela Dreyfus. Nadie sabe mis cosas. Ensayos sobre la poesía de Blanca Varela. Lima: Fondo Editorial del Congreso, 2007. Una versión abreviada apareció originalmente en El Libro Actual 20, 1996-1997, Caracas.
[2] O’Hara, Edgar. “El recuerdo del recuerdo. Entrevista con Blanca Varela”.
La Gaceta del Fondo de Cultura Económica. Nueva época. Nº 178. México D.F., octubre de 1985.


En la foto: FIL Guadalajara 2005, donde se ofreció un tributo a Blanca Varela, quien fue representada por su hijo Vicente de Szyszlo. De pie: Giovanna Pollarolo, Mariela Dreyfus, Patricia Alba. Sentadas: Rossella Di Paolo, Carmen Ollé, Rocío Silva Santisteban.

Tomado del blog: notaszonadenoticias

miércoles, 28 de marzo de 2012

Del 29 al 31 de marzo se celebrará en Lima el FipLima una gran movida literaria donde disfrutaremos de la poesía en vivo de consagrados poetas peruanos y la asistencia de poetas extranjeros. Aquí les dejamos el programa anímense están invitadosaqui esta el programalo: http://www.fiplima.blogspot.com/2012/03/programa-fiplima-2012_15.html

domingo, 25 de marzo de 2012

MARIELA DREYFUS

GENERACIÓN 80


MARIELA DREYFUS (Lima, 1960).Ha publicado los poemarios Memorias de Electra (1984), Placer fantasma (1993; Premio de Poesía Asociación Peruano-Japonesa, 1992), Ónix (2001) y Pez (2005). Morir es un arte (2010).


EQUINOS


Como todas las potrancas de este mundo
Cabalgo me encabrito y al borde de la noche
Cedo mis ancas al jinete de las barbas del oeste
Para después relinchar gozosa sobre el prado

Incapaz de monturas o de riendas
sólo el azúcar, las hierbas y los niños
y este mi jinete de potencia de centauro
para calmar mi sed
a pelo, entre los lomos

BENDICIÓN

Benditas sean las muchachas
Que usan rougen y rimmel
Beben vino con altos oficiales
Y por las noches
- espejos y medialuz-
Abren las piernas con decencia
Como cuando duele.

Benditas ellas, que al amanecer
Dejan su cerebro sobre el velador
Cogen el bolso

Benditas todas, hermosas ciegas
Princesitas que arrechan.
Pg. 459






viernes, 16 de marzo de 2012

HECES



Un hermoso poema de César Vallejo, hoy en homenaje a 120 años de su nacimiento.



Esta tarde llueve, como nunca; y no
tengo ganas de vivir, corazón.

Esta tarde es dulce. Por qué no ha de ser?
Viste de gracia y pena; viste de mujer.

Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdo
las cavernas crueles de mi ingratitud;
mi bloque de hielo sobre su amapola,
más fuerte que su "No seas así!"

Mis violentas flores negras; y la bárbara
y enorme pedrada; y el trecho glacial.
Y pondrá el silencio de su dignidad
con óleos quemantes el punto final.

Por eso esta tarde, como nunca, voy
con este búho, con este corazón.

Y otras pasan; y viéndome tan triste,
toman un poquito de ti
en la abrupta arruga de mi hondo dolor.

Esta tarde llueve, llueve mucho. ¡Y no
tengo ganas de vivir, corazón!

miércoles, 14 de marzo de 2012

MANDOLINATA


poema de Leonidas N. Yerovi


Titina, tina tontina,
la de la voz argentina
y el aliento de jazmín,
sal a tu ventana, ingrata,
y oye la mandolinata
que te doy en el jardín.

Oye la trova que roba
con su dulcísima coba
la calma del corazón;
descorre la celosía
y acoge, princesa mía,
los ecos de mi canción.

Soy el bardo decadente
de númen incandescente,
que ama sin saber a quién;
el de las japonerías
y ritmos y melodías
aprendidos a Rubén.

Con mi cantata nocturna
quiero perfumar la urna
sacra de tu corazón,
y aquí tengo en la petaca,
para incienso, mirra y laca
que me ha prestado Fiansón.

Tu cabello es blonda seda
tu pura frente remeda
blanca faja de marfil;
luminarias son tus ojos,
cerezas tus labios rojos,
de medallón tu perfil.

Tu seno es tibia almohada,
tu cintura una monada,
tu cutis es de surah:
tu cuerpo un jarrón de Sevres
modelado por orfebres
amigos de tu papá.

Dos almendras son tus manos;
no hay pie, entre los pies enanos,
más menudos que tu pie...
y eres, en fin, por belleza,
por frescura y gentileza
un botón de rosa té.

Titina, tina, tontina,
siendo, como eres divina,
siendo como eres, así,
¿Por qué no asomas, ingrata,
y no te fijas en mí?

¿Será cierto que hay un viejo
que por paternal consejo
tu viejo esposo será?
¿Es posible que te vendas?
¿Qué no aceptes más ofrendas
que las que el viejo te hará?

Titina, tina, eso es feo;
no es decente y no lo creo;
¡Venderte al mejor postor!...
Una señorita honrada
no debe acatar por nada
más ley que la del amor.

A tí lo que te hace falta
según a la vista salta
no es un viejo rico, no:
es un trovador amante,
es un poeta que cante
como un mirlo, como yo.

Es un bardo decadente
que te ame y que te alimente
el alma en primer lugar,
que los demás apetitos
sólo son prosaicos gritos
del estómago vulgar.

Medítalo, pues, tontina,
la de la voz argentina,
y el aliento de jazmín:
no desestimes ingrata,
la prudentísima lata
que te doy en el jardín.

Mas si no oyes mi consejo
y crees hallar en el viejo
por su dinero, tu bien,
¡Anda y que Luzbel te tiente
y que el viejo te reviente
y te dure un siglo! (Amén).

miércoles, 29 de febrero de 2012

BLANCA VARELA (1926 -2009)



El estilo varealiano es uno de los principales referentes poéticos de estos últimos tiempo, es sin lugar a dudas una de las poéticas mejor logradas. Varela se desliza por los tópicos de la vida diaria con una visión existencialista que le permite ser certera en los juicios poéticos que mantiene. Ha sido y es una enriquecedora experiencia leer la obra poética Blanca, quieremos compartir con ustedes algunos de sus poemas para que sientan el huracán de sentimientos que ella trasmite. A pesar de su partida ella seguirá presente en muchos de sus poemas y obras eeste 12 de marzo cumplen tres años de su partida, y ella sigue aquí.

Destiempo

II

Estréchame las manos
la única luz que nos queda
no me dejes olvidada
en la cima de una ola

Aléjate

Aparte ese frio paisaje de cipreses
Escombren eso náufragos que ocultan el horizonte

La vida es una noticia conmovedora

Atravieso el desierto
La terrible fiesta en el centro de un cielo derribado
estoy casi olvidado.(68)

VII

Toda la palidez inexplicable es el recuerdo

Travesía de murallas a muralla
el abismo es el párpado
allí naufraga el mundo
arrasado por una lágrima.(71)


Escena final

he dejado la puerta entreabierta
soy un animal que no se resigna a morir

la eternidad es la oscura bisagra que cede
un pequeño ruido en la noche de la carne

soy la isla que avanza sostenida por la muerte
o una ciudad ferozmente cercada por la vida

o tal vez no soy nada
sólo el insomnio
la brillante indiferencia de los astros

desierto destino
inexorable el sol de los vivos se levanta
reconozco esa puerta no ha otra

hielo primaveral
y una espina de sangre
en el ojo de la rosa

LIBRO DE BARRO

La respuesta frente a la noche de luna escasa y estrellas borrosas viene como un viento oscuro revelador
Ahora el cuerpo es un arco y la flecha el aliento que aspira su forma. El corazón del eclipse, el viaje y el negro esplendor de la música canal allí dentro, en el hueso del alma.

Primer baile

IV
(…)
¿Qué significa el amanecer para quien no conoce sino la noche el sueño le sucede al sueño?
Despegar los parpados significa morir, desprenderse de una estrella. El ritual es breve, le entrega absoluta. Se grita con los ojos cerrados, empapados de sudor o crujiendo de frío. Te amo porque tu latido ocasiona catástrofes, huracanes, guerras.
Te amo porque te bañas en un inmenso vacío y te alimentas de tinieblas. Nado en tus redondas pupilas ciegas como en una estanque infernal. Tus propiedades no tiene número y abunda las especies innominadas, estériles pero eternas
Te amo porque eres una ficción malvada saludable. Si cesaras se extinguiría mi existencia de inmediato. Te podría hacer desaparecer en un abrir y cerrar de ojos. Pero, luego, ¿cuál sería mi castigo?”


Canto villano, fondo de cultura economica, edicion 1996

ÉL Y ELLA




No se de quien aprendí esa buena costumbre de hablar con mi hermanas... ah ya de Darlina.
La primera de vez que hable con una de ellas fue en mayo, lo recuerdo. Esa experiencia fue saludable a largo plazo, fue extraña. Nunca pensé tenerla tan cerca, pero allí estaba tan armónicamente vestida y maquillada, tan seria, tan coqueta discreta, tan mayor, tan seductora, tan tierna…tan mujer. Ese día parecía que venia a demostrarme que era mejor que yo. Yo estaba con mis zapatillas roqueras, mi pantalón negro y mi polo de Paramore. Nos encontramos en un la Espiga allí a comer ensalada, no me di cuenta si era voluptuosa o tenía buenas caderas, tendría 22 años y yo unos 18. Ella estudiaba para ser veterinaria y era parte de esos grupos para proteger animales, yo era una cachimba que escribía sus primeros poemas amorosos.
En fin ella era muy “al parecer” bondadosa, tierna, buena gente, mayor, experimentada, libre. La sorpresa que me generó al darme sus primeras confesiones se convirtió luego en asco, era preguntas y repreguntas. Ella me dijo “yo tuve una relación con él de cinco años, tenernos un hijo de meses de nacido y nos íbamos a casar Este año termino mi carrera y me voy a especializarme a Argentina”.... Yo le conté mi versión de toda esa historia. Omití claro que yo sí había hablado hablar de ella y pensé que era una compañera de trabajo mirando a los ojos vi que clase de trabajos él hacia con ella.
No le conté lo de mi hijo perdido, que él me prometió casarse conmigo, que quizá yo era su puta favorita, esa que él pagaba con “te amos” y un beso en la mejilla después de haber “estado”. No le dije nada de eso a pesar que era una mocosa tenía una dignidad y orgullo que cuidar, no quería llorar frente a ella, nunca lo haría.
Yo me retiré primero, le dije chau suerte en todo, no la escuche decirme algo, quizá lo dijo... la verdad solo quería encontrar un buzón de desagüe abierto o una volvo con 80 llantas, o que algún perrito se me acercara y me orinará.
Camine hacia el paradero mientras hablaba con Darlina por celular – Chola hable con ella y me confirmo todo, espero verte el miércoles para ahogar las penas– lo que no sabia hasta ese día era que las penas sabían nadar.

“la vida es una noticia conmovedor" 1

Estefany YariCa
___
1 Blanca Varela

jueves, 9 de febrero de 2012

“S.L.A.M”

Alguien propone, avanzada ya la noche
leer el cuaderno de los sueños
el viejo y clandestino S.L.A.M.
donde cada una programó su futuro
¿Piensas casarte?
¿Cuál es tu tipo de hombre?
¿Qué vas a ser a hacer cuando salgas del colegio?
¿Tienes enamorado?
¿Llegarás virgen al matrimonio?
Entonces nadie dudaba, los deseos no tienen límites
cuando un día, un mes y un año
es mucho tiempo.
El futuro que nos soñamos
está escrito en letras adornadas
flores y corazones, dibujos alusivos a la pregunta
casarme con un millonario
ser actriz
modelo, cantante de fama mundial
secretaria ejecutiva
mujer de negocios
jueza, abogada, doctora
hasta ministra no paro
amasar una fortuna
viajar
encontrar a mi príncipe azul
para ser feliz y comer perdiz.
Identificamos a las protagonistas
¡nada que ver! Decimos riendo
algunas se aproximaron, pocas
pero lo que lograron no brilla
las más, se sorprenden
sus sueños han sido olvidados casi sin pensar.
Cancelado ya el futuro
desinteresadas del presente
constatamos que la tan mentada felicidad
se escapó de todas partes
y nos contentamos con un nuevo juego
el SLAM de los “si hubiera”, “si no hubiera” conocidos lamentos.

domingo, 5 de febrero de 2012

Curiosidades sobre Edgar Allan Poe




Poe es uno de los escritores estadounidenses más famosos del Romanticismo. Además de ser considerado el creador de la novela detectivesca, destaca principalmente por sus relatos cortos de terror y sus novelas góticas. Es uno de los escritores más destacados del género de terror, con cuentos y poemas tan famosos como El Cuervo. Echemos un vistazo a ciertas curiosidades que le ocurrieron a lo largo de su vida y que probablemente muchos desconozcan:

- Cuando era joven, realizó una travesía a nado de ocho kilómetros por el río James, de Richmond a contracorriente. Según parece, Edgar era un gran deportista (a imitación de su mayor héroe, Lord Byron). Cuando algunos compañeros de clase le dijeron que en realidad no había realizado tal viaje, buscó a testigos para que lo dejaran por escrito.

- Su primer gran amor lo tuvo con 14 años y fue... la madre de un compañero de clase. Se llamaba Mrs. Stanard, era de una gran belleza y tenía unos 30 años. Para desgracia para Poe, murió al año siguiente. Se dice que a esta mujer le dedicó su poema "To Helen".

- Un día, se peleó con un compañero de clase que era mucho más fuerte que él. A sabiendas de ésto, el ingenioso Poe esperó a que su oponente se cansara y entonces le pegó una paliza.

- Con 16 años, se matriculó en la Universidad de Virginia, donde empezó a jugar, a apostar y a beber. Sin embargo, a pesar de estas muestras de rebeldía, Poe se ganó la admiración de sus profesores al leer y traducir obras clásicas sin esfuerzo.

- Cuando tenía 17 años, empezó a trabajar en diversos empleos ocasionales, como el de dependiente y periodista. Cuando empezó a trabajar, usó el pseudónimo de 'Henri Le Rennet'.

- Mintió para entrar en el ejército. Cuando tenía 18 años, quiso ser soldado, por lo que se alistó con el nombre de 'Edgar A. Perry' y afirmando tener 22 años. Durante esa época su sueldo era de cinco dólares al mes.

- Durante la misma época en la que se alistaba en el ejército publicó su primer libro, "Tamerlán y otros poemas". En el prólogo, afirmaba haber escrito todos los poemas antes de los 14 años. Pero eso no es todo: lo firmó de manera incógnita como "un bostoniano". Se cree que esto último lo hizo para despistar a sus padres adoptivos, que no querían que se dedicase a la literatura. Se dice que sólo se imprimieron 50 copias de este libro, ya que todos los gastos corrían por parte de Edgar.

- Se llevaba realmente mal con su padre adoptivo, John Allan. En una ocasión, Edgar le escribió una carta pidiéndole dinero que decía: "En nombre de Dios, ten piedad de mí y sálvame de la destrucción". John Allan no le contestó, no le envió el dinero, y no le dejó nada de herencia cuando murió.

- Uno de los primeros periódicos en los que escribió fue el Southern Literary Messenger. Sus poemas, críticas e historias tuvieron tanto éxito que el periódico pasó de tener una tirada de de 700 ejemplares a más de 5.000 gracias a Poe.

- La causa de su muerte sigue siendo un misterio. Se cree que lo más probable es que muriera por consumir demasiado alcohol, pero no se descartan causas como la cólera, un ataque cardíaco, la sífilis, la meningitis...

- Rufus Wilmot Griswold, gran enemigo de Poe, se dedicó a desprestigiar vilmente al autor tras su muerte. Este individuo publicó capítulos autobiográficos sobre Poe llenos de mentiras y ofensas, poniéndolo como un ser depravado, borracho y drogadicto (por ejemplo, actualmente se ha demostrado que Poe no era drogadicto)




FUENTE: Agradecemos a nuestro amigo de elbustodepalas.blogspot.com

jueves, 2 de febrero de 2012

Amor a Primera Leída








Una curiosa nota donde algunos escritores revelan sus más íntimas fantasías con personajes literarios.

César Hildebrandt

“Lo obvio sería Madame Bovary. Conocer a esta pobre mujer, endeudada y violenta. Es perverso imaginarla tomándose un té a espaldas del marido, y enamorarme en francés es todavía más perverso. Me imagino con ella en un hotel parisino de apenas 3 estrellas. También están las mujeres inventadas por Henry Miller, las cuales me resultan muy atractivas”.



Jeremías Gamboa

“Me encantaría conocer a Holly Golightly, la diva de Desayuno en Tiffany`s de Truman Capote; su mezcla de ausencia, fragilidad y desubicación aún me parece irresistible. Además, creo que sería un reto encantador conocer a la Kit de El cielo protector, de Paul Bowles: es inteligente, profunda e intrépida”.

Giovanna Pollarolo

“Mi primer amor literario fue Don Rodrigo Díaz de Vivar, El Cid. Me gustaba ese caballero honrado, valiente, leal esposo y padre amoroso. Tiempo después me enamoré de Alberto, el poeta de ‘La Ciudad y los Perros’, pues me encantaba su sentido del humor e inteligencia. Pienso también en Raymond Carver. Hasta soñé con él”.

Martha Hildebrandt

“Me ha impresionado mucho el Doctor Zhivago de Boris Pasternak, pero no de una manera romántica sino en un sentido de compasión. Me conmovió mucho por su historia y porque la novela es magnífica y te llega al corazón. No lo admiro, pues era un hombre muy sufrido, pero me ha impactado en el sentido de identificación humana”.

Fortunata Barrios

“Ojos celestes y sabios tras medialunas de cristal, nariz larga y afilada, pelo plateado, barba hasta la cintura, voz fuerte y dulce. Con índice largo, me llamó. Nadamos en un lago negro. Un fénix multicolor nos siguió al vuelo. Bajo un arco de coral, dijo: “Sin esta magia”. Sacó una varita y la dejó. Muy despacio, Albus Dumbledore se acercó a mí”.

Santiago Roncagliolo

“Personalmente, me gustaría salir con la hija de Emilio di Roccabruna, Yolanda, la protagonista de la novela ‘La Hija del Corsario Negro’ de Emilio Salgari. Me llamó mucho la atención ese lado fuerte que mostraba al abordar galeones y robar tesoros en sus aventuras. Era una mujer de armas tomar”.

Jorge Eslava

“Yo creo que tendría algo con Rosario, la bella nativa protagonista de ‘Los pasos perdidos’, de Alejandro Carpentier. Esto debido a que en varios momentos de la novela ella logra encarnar perfectamente la redención del personaje principal, un tipo idealista y aficionado de la música. Es una muy bella historia”.


FUENTE: Tomado de la revista Ellas y ellos de Caretas 20/oct/2011

A Veces Ocurre de Giovanna Pollarolo


Te despiertas a medianoche
enciendes la luz y la luz no se enciende
caminas a oscuras, adivinando.
O te quedas pensando
tratando de olvidar que tienes sed.
O frío
tanto, tanto frío
sabes que necesitas una frazada pero no te levantas
prefieres no levantarte
esperas que venga el sueño. Esperas, esperas.
El sueño tarda pero termina por llegar.
Y al día siguiente
sin saber por qué
aprietas el interruptor
y el foco se enciende
recuerdas el frío y ves una frazada, estaba a la mano
ahí, a un paso.
Puede ser que te preguntes
¿qué me habrá pasado?
o no te preguntes nada porque ya es de día;
dices: ya pasó la noche y no quiero pensar
pudo haber sido un sueño.
Y te lo hechas a la espalda, como todos los sueños.

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GIOVANNA POLLAROLO

(Tacna, 21 de agosto de 1952), poeta, ensayista, narradora y guionista peruana. Su temática se basa en temas de la vida cotidiana, como también en la autoexploración de la mujer, sus miedos, inquietudes y deseos más profundos.

miércoles, 18 de enero de 2012

SEGUNDA EDICIÓN


Hola a todos, ya está a la venta la segunda Edición de nuestra revista, a solo S/. 2.00 (Dos Nuevos Soles).

Contenido:

Reseña sobre José María Arguedas
Entrevista especial al poeta Miguel Idelfonso
Más de 10 nuevos poetas
Un cuento emocionante y complicado a la vez
Y la recomendación de un libro

FELIZ DÍA LIMA

Un 18 de enero de 1535 se fundó la Ciudad de los Reyes, hoy llamada ciudad de Lima. Empecemos a rendirle homenaje con los versos del gran poeta peruano Juan Gonzalo Rose. A su vez disfrutemos la interpretación de esta preciosa canción criolla de manos de la gran Lucha Reyes.

TU VOZ

Esta mi corazón
Llorando su pasión, su pena
Y la antigua condena
Escrita por los dos

Afuera creo ver
Tu sombra renacer serena
Bajo del mismo Sol
Que día se llevo tu voz

Tu voz, tu voz, tu voz
Tu voz existe
Tu voz, tu dulce voz
Tu voz persiste
Anida en el jardín
De los soñados
Inútil es decir
Que te he olvidado porque

Tu voz, tu voz, tu voz
Tu voz existe
Anida en el jardín
De los soñados
Inútil es decir
Que te he olvidado

Tu voz, tu voz, tu voz
Tu voz existe
Tu voz, tu dulce voz
Tu voz persiste
Anida en el jardín
De los soñados
Inútil es decir
Que te he olvidado porque

Tu voz, tu voz, tu voz
Tu voz existe
Anida en el jardín
De los soñados
Inútil es decir
Que te he olvidado

Anida en el jardín
De los soñados
Inútil es decir
Que te he olvidado

viernes, 13 de enero de 2012

LEYENDAS DE PIURA



por DILÚ (DIANA LUCÍA LIVIAPOMA VÁSQUEZ)


Mi papá nació y vivió toda su niñez y parte de su juventud en la serranía de Piura. Algunas veces un amigo de la familia que era del pueblo de Joras iba a visitarlos y les contaba una serie de historias terroríficas que hasta ahora algunos creen que pudieron haber sucedido en verdad. Una de estas es la que a continuación les presento:


LA SALVE DE LAS VACAS

Se dice que en un poblado de Piura habían dos amigos. Uno de ellos quería llevar una serenata a una muchacha que le gustaba, entonces convenció a su amigo de que lo acompañase con la guitarra. Pocos días antes de la cita concertada, el amigo guitarrista sufrió un accidente y murió, sin que el otro compañero se enterara de lo acontecido. Cuando llegó el día de la serenata, el joven muy entusiasmado se dirigió al lugar en donde había quedado encontrase con su amigo, pero pasó largo rato sin que este llegara por tanto decidió marcharse. Mientras caminaba de repente escuchó la voz de su amigo que le decía: ¡Espéeeeeeerameeeeeeee, no te vayaaaaaaaas!, ¡espéeeeeerameeee! Al oír la voz se volteó para ver a su amigo, pero por más esfuerzo que hacía y por más que lo esperaba, este no llegaba. Justo cuando re emprendió su caminata nuevamente unos gritos lastimeros lo alertaron: ¡no te vaaaaayaaaaaaaas! ¡espéeeeeerameeeee! El joven esta vez se dio cuenta de que algo sobrenatural estaba pasando y que lo mejor que podría hacer en esos momentos era esconderse puesto que el que lo llamaba no podía ser su amigo sino el mismo demonio. Entonces corrió lo más que pudo hasta hallar una pequeña cueva en donde esconderse y aún desde ahí podía escuchar que le gritaban, como tenía mucho miedo lo único que se le ocurrió fue rezar una oración que de pequeño le habían enseñado y que se llamaba LA SALVE DE LAS VACAS y que dice así:


Salió un pobre una mañana

a casa de un rico fue

el rico que lo vio

se hizo el que le sonrió

dijo:

Niño, no eres tan muchacho

de tanta tierna edad

porque no aprendes un oficio

y te pones a trabajar

el demonio está más malo

que no tiene mejoría

que hasta el cuerpo le tiembla

diciendo Ave María.


Y a penas terminó de decir Ave María, la voz lastimera que lo llamaba se calló.

A la mañana siguiente, el joven aún no recuperado del gran susto de la noche anterior se dirigió de regreso a su pueblo en donde se enteró que su amigo había muerto varios días antes y de que el que lo había llamado de seguro había sido el diablo que quería llevárselo al infierno. Desde ese día es costumbre en los jóvenes piuranos rezar siempre la salve de las vacas cuando creen sentirse en peligro del maligno.