Recopilado por
Diana Lucía Liviapoma Vásquez
Había este… un viajero que cada ocho,
cada quince se iba de su casa, se demoraba quince, veinte días y habían tres
enamorados de su señora, por eso es malo casarse con una mujer simpática mejor
cásate con una fea que es como casarse con un perro bravo. Y cada que se iba ya
iban los amigos a despedirlo pue’, pero cuando llegaba ya no iban a las
llegadas sino a las despedidas nomás
para saber cuándo venía. Y la señora, pues, no quería cambiarle ¿no?,
traicionarle y le dice “Oye hijito, esos amigos que vienen a despedirte no son
tus amigos, están enamorados de mí, para saber cuándo te vas”, “Y ahora hijita,
cómo hacemos”, “Oye hijito, pensemos los dos”. La mujer más astuta, ¿pues no?,
la mujer piensa mejor que el hombre. “Sabes qué - le dice- voy a decirles que
me den plata, no te parece, salimos de pobreza, ya no te vas a viajar nada”,
“Entonces hijita, qué les vas a pedir”, “Una talega de plata deste tamaño”, “A
ya -le dice”.
Pero el señor era curtidor, curtía
pieles y eso es veneno, pues, y tenía un tremendo, allá en su casa, cuarto
donde curtía.
Llega uno y le dice “Sabes -le dice- yo
te acepto pero dame plata”, “Cuánto quieres”, “Dame una talega”, “Justo tengo,
toma”. Se la pone, pues, en la mesa, entra a la sala y pum…pum… pum. “Ay, mi
marido viene”, “Qué, no se había ido”, “Se ha vuelto este diablo -le dice”, “¿Y
ora? Y abre la puerta donde está el… el taller y se avienta pues, se mató, pues,
lo mató pues, veneno, “Ya hijito, ya lo escondí”.
Pasó media hora, el otro pum…pum… pum .
Vuelta, otra talega ‘e plata, el marido nuevamente, meten y ya van dos. El
último, igual. Como ya estaban los tres escondidos el señor quería darles
látigo para vengarse, que por qué quería traicionarle, abre la puerta, prende
la luz, ‘taban como escarchados flotando en el agua. Tonces “No me has querido
hija -dice- tengo que ir preso cómo crees, qué cosa le digo a la autoridad, los
he matado yo, pues”, “’Tas loco hijo, por cojudezas te pones, déjalo ahí San
Pedro viene, Pedro es un cojudo, yo lo cojudeo bien rápido, yo me encargo de
ese fulano”.
Y San Pedro andaba con unos zapatazos
tap…tap…tap, siempre a la una… a las doce de la noche pasaba el cojudo por ahí,
pues. Cuando “Pedro, Pedro, Pedro”, “Qué quiere señora, buenas noches”, “Buenas
noches Pedro, Pedrito, favor muy grande pero guárdame el secreto”, “Ya -le
dice- señora, dígame nomás yo lo hago”, “Te pago esta talega de plata,
entiérrame este muerto, sabes qué… mi marido no ha estado acá y me he puesto a
tomar con ese señor y se ahoga con el licor está muerto ahí, pue’, pero acá
tengo hasta que se vuelva”, “ A ya pues-le dice”, “Acá está su plata”. Agarró
su muerto al hombro y se fue al cementerio, cavó la sepultura y lo metió.
Mientras tanto ya estaba el otro, no ves que lo había vuelto a sacar, del mismo
uniforme, estaban iguales. Y llega “Ya lo enterré señora”, “Pedrito -le dice-
dudas de mí, mira el muerto dónde está”, “Y este cojudo de mierda qué tiene, ¿se ha vuelto?, ¡ay
señora, este no quiere cementerio, este quiere zanja!, deme una baranda señora,
nada más”. Agarró su muerto otra vez se fue con su muerto al hombro “Ah, no
quieres, mierda, cementerio, quieres zanja. Boca abajo te voy a metir, cuando
quieras salirte, más abajo te vas a ir, cojudo”. Le echó la tierra y se vino.
“Ya señora”, “Pedrito, porque soy mujer crees que te miento, ¡vélo!”, entonces
el Pedro dice “Y este mierda qué cosa quiere ahorita, ¡Ah ya!, este quiere
candela. No quiere zanja, no quiere cementerio, ¡ah! este quiere candela. Deme
una hacha señora, una lata de kerosene, un fósforo y me voy.” Se echó su muerto
al hombro las cosas y se largó.
Camina y camina, llegó a la montaña y
comenzó a partir leña, lo metió en medio y le tiró fuego. Estaba rendido Pedro
cabeceando, pues, y un cura había estado por ahí perdido en la montaña y al ver
el fuego se acerca y ‘taba con un frío también el cura que pateaba de frío,
cuando Pedro lo veo y dice “¡Viste este jinjunagranputa hasta brujo sabe
hacer ¿no?, te has vuelto de cura!” y
sale agarrando el hacha el cura adelante y Pedro atrás, pero no, no lo alcanzó.
Regresó y le dice este “Ahora sí has cumplido, ahí está tu plata”, “No señora
no quiero nada, ese jinjunagranputa hasta brujo ha sido porque ya se volvió de
cura y más lueguito ya vuelve”, pero se ganó su plata.
Informante:
Nombre: José
Miguel Saavedra Abad
Lugar de
nacimiento: Comunidad de Huara de Veras, Provincia de Ayabaca- Departamento
Piura.
Edad: 75 años.
Oficio o
profesión: cesante.
Procedencia
del texto: Ayabaca-Piura.
Fecha: Seis de
junio de dos mil doce.