miércoles, 18 de enero de 2012
SEGUNDA EDICIÓN
FELIZ DÍA LIMA
viernes, 13 de enero de 2012
LEYENDAS DE PIURA
por DILÚ (DIANA LUCÍA LIVIAPOMA VÁSQUEZ)
Mi papá nació y vivió toda su niñez y parte de su juventud en la serranía de Piura. Algunas veces un amigo de la familia que era del pueblo de Joras iba a visitarlos y les contaba una serie de historias terroríficas que hasta ahora algunos creen que pudieron haber sucedido en verdad. Una de estas es la que a continuación les presento:
LA SALVE DE LAS VACAS
Se dice que en un poblado de Piura habían dos amigos. Uno de ellos quería llevar una serenata a una muchacha que le gustaba, entonces convenció a su amigo de que lo acompañase con la guitarra. Pocos días antes de la cita concertada, el amigo guitarrista sufrió un accidente y murió, sin que el otro compañero se enterara de lo acontecido. Cuando llegó el día de la serenata, el joven muy entusiasmado se dirigió al lugar en donde había quedado encontrase con su amigo, pero pasó largo rato sin que este llegara por tanto decidió marcharse. Mientras caminaba de repente escuchó la voz de su amigo que le decía: ¡Espéeeeeeerameeeeeeee, no te vayaaaaaaaas!, ¡espéeeeeerameeee! Al oír la voz se volteó para ver a su amigo, pero por más esfuerzo que hacía y por más que lo esperaba, este no llegaba. Justo cuando re emprendió su caminata nuevamente unos gritos lastimeros lo alertaron: ¡no te vaaaaayaaaaaaaas! ¡espéeeeeerameeeee! El joven esta vez se dio cuenta de que algo sobrenatural estaba pasando y que lo mejor que podría hacer en esos momentos era esconderse puesto que el que lo llamaba no podía ser su amigo sino el mismo demonio. Entonces corrió lo más que pudo hasta hallar una pequeña cueva en donde esconderse y aún desde ahí podía escuchar que le gritaban, como tenía mucho miedo lo único que se le ocurrió fue rezar una oración que de pequeño le habían enseñado y que se llamaba LA SALVE DE LAS VACAS y que dice así:
Salió un pobre una mañana
a casa de un rico fue
el rico que lo vio
se hizo el que le sonrió
dijo:
Niño, no eres tan muchacho
de tanta tierna edad
porque no aprendes un oficio
y te pones a trabajar
el demonio está más malo
que no tiene mejoría
que hasta el cuerpo le tiembla
diciendo Ave María.
Y a penas terminó de decir Ave María, la voz lastimera que lo llamaba se calló.
A la mañana siguiente, el joven aún no recuperado del gran susto de la noche anterior se dirigió de regreso a su pueblo en donde se enteró que su amigo había muerto varios días antes y de que el que lo había llamado de seguro había sido el diablo que quería llevárselo al infierno. Desde ese día es costumbre en los jóvenes piuranos rezar siempre la salve de las vacas cuando creen sentirse en peligro del maligno.